J de Juan

03.04.2015

Encontré este cuadro en la primera casa donde me hospedé en Sydney. Parecía joda

Fiel a las declaraciones del primer post, me veo en la obligación de respetarlas. Esta es una de esas entradas que dudé en escribir y publicar mil veces, y si bien sigo dudando no podría sostener una hipocresía literaria. Es la primera palabra que se me vino a la cabeza cuando me tocó escribir con esta letra (aún antes de que llegue su turno), y confieso que busqué otras mil veces una distinta, pero simplemente no apareció ninguna mejor. Es que se trata de algo (alguien) que ocupa mis pensamientos la mayor parte de mis días en éstos últimos. No podía no escribir sobre él...

Díalogo con el amante

"Si la amas déjala ser; si la quieres, déjala volar"

J: Qué loco.
F: Qué loco qué?
J: Esto, todo.
F: Sí... que se yo.
J: Nunca pensé que ibamos a llegar aca.
F: Yo tampoco, creo que nunca pensamos qué estábamos haciendo.
J: Te acordás cómo empezó?
F: Como si hubiera pasado ayer.
J: Las veces que hablamos del primer beso, vos contás una historia distinta a la mía. Para mi que estás inventando.
F: Vos no te acordás porque habías tomado mucho fernet.
J: Y vos??
F: También, pero me acuerdo cómo fue.
J: Me contás?
F: Ya nos conocíamos, de hacía muy poco tiempo, pero te acercaste acercaste a mi demasiadas veces ese día, algo intuí.
J: Callate, eras vos la que se acercaba.
F: No, te juro que no. Me vas a dejar terminar?
J: Dale.
F: Claramente pegamos "buena onda", y un rato más tarde me quisiste dar un beso con toda la gente alrededor; no te importó nada. No hace mucho te dije que me sorprendió lo rápido que me buscaste después de conocerme, no?
J: Sí. A mi también me sorprendió. No me lo esperaba... No sé cómo pasó.
F: Te digo, me costaba creer que haya sido la primera vez que le fuiste infiel a tu novia. Todavía me cuesta creerlo. Simplemente me buscaste muy rápido y muy decidido para ser así como vos decís.
J: Lo que te digo es verdad, pero no me pidas que lo explique porque ni yo mismo puedo encontrar una explicación.
F: No te lo pedí.
J: En una de nuestras primeras charlas serias, cuando definimos las reglas del juego, te dije que ahora me caías un poco mejor. Me gustó que me digas qué querías de mi y qué no querías tan directa, tan de frente. No pensé que las reglas podían cambiar para mi. O no me importó; la estaba pasando muy bien.
F: Cuando volvimos de bailar borrachos y me dijiste tantas cosas que claramente involucraban sentimientos te juro que no te creí. No porque creyera que me estabas mintiendo, sino porque creía que simplemente estabas deslumbrado.
J: Deslumbrado? Cómo? Porqué?
F: Vivías tu vida de la mano de una rutina preestablecida, rodeada que creencias que probablemente nunca hayan sido propias. Estudiar, trabajar, tener una novia, recibirse, hacer todo lo que tus padres esperan de vos... Estructurado, con cimientos firmes. Llego yo y te hablo de sueños, del universo, de viajes, de que no te importe una mierda lo que piensen de vos mientras vivas tu vida feliz. En definitiva, de libertad.
J: Me enseñaste a abrir mi mente y ver las cosas de una forma totalmente distinta. No se si estaba listo para ese simbronazo.
F: Por eso, concluí que estabas confundiendo ese deslumbre con sentimientos. Cuando te retractaste pensé "qué cagón", pero en realidad retractarte fue lo más inteligente que podrías haber hecho.
J: Porqué pensás eso?
F: Porque cuando me contaste todo lo que habías empezado a sentir por mi, y me dijiste que no podías manejarlo, me pediste algo que yo no estaba dispuesta a darte. No lo dudé un segundo.
J: Tuve miedo. Me muestro fuerte y creo que lo soy, pero en realidad nunca puse mi fortaleza a prueba, y tengo mucho miedo de que me lastimen. No te daría ese poder, nunca.
F: Que paradoja, usás la palabra poder y siempre pensé en vos como un hombre que necesita sentir que tiene el poder sobre la mujer. Como si buscaras chicas de carácter fuerte para de cierta manera "doblegarlas" o domarlas, y ganar una batalla interna que en realidad estás peleando vos solo contra tus inseguridades.
J: Hoy pienso que podría haberte ofrecido algo a cambio.
F: Nunca te lo hubiera pedido. De todas formas fuiste egoísta.
J: No fue muy difícil darme cuenta que te enojaste, me dejaste! En ese momento no lo entendí. Pensé que pasaba algo más entre medio, o que había alguien más en tu vida.
F: Sí, me enojé...
J: Creo que nunca entendí muy bien porqué.
F: No tenemos que entender todo.
J: De todas formas me pregunto muchas cosas. Tengo muchas dudas, algunas de antes, otras fueron surgiendo a lo largo de estos 7 meses.
F: Hay ciertos interrogantes que me encanta que te hagas. No todo tiene que ser como ha sido siempre, por el simple hecho de que siempre fue asi. Lo que le hace feliz al resto no es necesariamente lo que te hace feliz a vos. La estabilidad no es sinónimo de felicidad, sino de comodidad. Comodidad y miedos. Miedo a lo nuevo, desconocido. El bajón es que te podés quedar sin vivir muchas cosas que te harían mucho más feliz de lo que sos ahora, por ese miedo. Y sospecho que muchas de las preguntas que te hacés a vos mismo tienen que ver con esto.
J: Sí, me enseñaste a cuestionarme ciertas cosas. Te confieso, no me gusta un pedo. Me da miedo pero no se lo digo a nadie. A veces hasta me lo niego a mi mismo, evito pensar... Pero vos me enseñaste muchas cosas de la vida y de mi mismo. A través tuyo me conocí de otra manera. Nunca nadie me habló tan convencida de los sueños, de las metas, de que los imposibles son obstáculos que nos ponemos nosotros mismos o las mentes pesimistas de los demás en nuestro camino. Siempre me consideré un tipo muy transparente, pero hay muchas cosas que no le muestro a nadie, ni quiero que nadie las vea. Cuando sin querer queriendo, café de por medio, me leíste tan acertadamente, también me sorprendí. Hay muchas cosas más que no te digo, pero no quiere decir que no las sienta. Sólo no quiero decírtelas. Talvez podría demostrártelas, pero no decírtelas... Me hacés tan bien...
F: Lo sé, lo sé.
J: Pero cuando sos así de creída me dan ganas de matarte!
F: Jaja y cuando te contesto "no soy creída, soy realista", más! Pero es un chiste. En realidad lo sé porque te miro, te observo con atención, siempre. Te miro porque te quiero, te quiero tanto que te quiero feliz. Lo más feliz que puedas ser en la vida. Y me pone un poco... triste, digamos, pensar que no estás explotando todo ese potencial que tenés dentro por puros miedos. No me malinterpretes, verdaderamente no creo que alcances tu éxtasis de felicidad a mi lado, no soy yo la puerta de tu felicidad. Esa puerta es tuya, y a veces siento que todo lo que te estás planteando ahora es porque a mi lado te diste cuenta que no la habías abierto. Cuando me vaya quiero haberte enseñado todo lo que me decís y más; quiero haber sido la persona que te dejó millones de preguntas, pero que te enseñó dónde se buscan las respuestas. Sospecho que no sos muy consciente de ese potencial del que te hablo. Espero te des cuenta y puedas sentir permanentemente toda esa fuerza invencible que sentiste a mi lado, porque ya la tenías vos.
J: Va a ser jodido acostumbrarme a no tenerte cerca. Te quiero más de lo que me hubiera gustado quererte. Otra cosa a la que no le encuentro explicación...
F: Te dije, hay personas que sólo pasan por nuestras vidas para enseñarnos una lección. Creo que los dos cumplimos esa meta en la vida del otro. Por eso estoy hasta casi segura que no vamos a volver a vernos nunca.
J: Pará, tengo una duda... Por qué te enojaste tanto esa vez que se me escapó todo lo que sentía por vos?
F: Porque me pediste que me quede.
J: Y eso qué tiene de grave?
F: Para mi fue como pedirme que renuncie a mis sueños. Para mi fue como pedirme que no abra mi puerta...

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